Por: Luis Palos
Hay algo profundamente conmovedor en ver historias de amor entre mujeres en la pantalla. No sólo porque durante mucho tiempo han sido silenciadas o distorsionadas, sino porque, cuando se representan con cuidado y sensibilidad, nos regalan un espejo donde muchas chicas pueden verse reflejadas. Las películas que retratan romances sáficos no sólo son necesarias por su valor narrativo, sino también por la fuerza política que conlleva mostrarlas sin filtros ni estigmas. Hoy quiero compartirte algunas películas hermosas que abordan estas historias desde distintos lugares del mundo, dejando fuera a la excelente Carol, que ya te recomendé antes, para abrirle paso a otros relatos igual de poderosos pero quizás menos conocidos.
Colorida, juvenil y profundamente valiente, esta película keniata fue celebrada en Cannes pero censurada en su país de origen. Lejos de caer en el drama trágico, la directora Wanuri Kahiu nos regala un retrato vibrante del amor entre Kena y Ziki, dos chicas adolescentes de Nairobi que se conocen justo cuando sus padres están enfrentados políticamente. A pesar del entorno hostil, sus miradas, sus sonrisas y su primer beso nos hablan de un amor que brota con dulzura y que resiste.
Porque en nuestro país también hay buenos representantes, esta película entrelaza tres historias en una comunidad indígena mixteca marcada por la migración, los abusos sexuales y los silencios impuestos. Una de ellas narra la relación lésbica entre dos mujeres del pueblo, y lo hace con una honestidad cruda pero también llena de ternura. Ángeles Cruz, directora y actriz mixteca, aborda la sexualidad femenina con una mirada profundamente íntima, que nos habla tanto del deseo como del dolor de vivir en entornos donde aún cuesta decir “te quiero” a otra mujer sin miedo. Es una película de silencios y miradas que dicen mucho más que las palabras. También te recomiendo, aunque no trata de relaciones lésbicas, su segundo largometraje: Valentina o la serenidad.
Aunque más conocida y de producción estadounidense, merece estar en esta lista por su forma delicada de explorar la bisexualidad y el amor entre mujeres. A través de tres líneas temporales, la película teje las vidas de Virginia Woolf, una ama de casa de los años 50, y una editora contemporánea, todas conectadas por la novela La señora Dalloway. Las actuaciones de Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep son simplemente memorables. Aquí el amor sáfico se expresa más en los gestos contenidos, en las decisiones difíciles, en las pérdidas que dejan huella. Es una historia sobre lo que se dice y lo que se calla.
Ambientada en la Corea ocupada por Japón en los años 30, es tan sensual como retorcida. Sookee llega a trabajar a la mansión de Hideko, una mujer rica y aislada, con la intención de estafarla. Pero lo que empieza como un engaño se transforma en un vínculo intenso y complejo que sacude los cimientos de ambas. Esta película juega con el deseo, el poder y la manipulación, pero también nos muestra cómo el amor puede ser una forma de liberación. Visualmente deslumbrante y narrativamente provocadora, es una obra que no deja indiferente.
Estas películas no sólo cuentan historias de amor, sino que reescriben las reglas del cine al colocar en el centro a mujeres que aman a otras mujeres. Nos permiten imaginar futuros posibles, visibilizan emociones que muchas hemos sentido y abren caminos donde antes sólo había puertas cerradas. Así que si alguna vez te sentiste fuera de lugar viendo películas románticas que no hablaban de ti, estas historias podrían darte eso que tanto hace falta: representación.