¿Existen espacios seguros para la salud mental LGBTQ+?
Por: Luis Palos
Pertenecer a un lugar puede ser complicado. Desde que eres pequeño, te enseñan que formas parte de tu familia, tu escuela y los entornos en los que te desenvuelves. Sin embargo, crecer dentro de espacios que no respetan tu identidad o en los que no puedes expresarte con libertad puede hacerte sentir aislado y vulnerable. En ocasiones, descubres que los lugares que deberían ser tu refugio son también los que te lastiman, los que limitan tu bienestar y tu desarrollo personal.
Para la comunidad LGBTQ+, encontrar un espacio seguro no es solo un deseo, sino una necesidad. El rechazo, la discriminación y la violencia simbólica o explícita pueden dejar heridas que no desaparecen con facilidad. Desde la infancia, muchas personas de la comunidad enfrentan burlas, insultos y exclusión. Los prejuicios no nacen de la nada, sino que se transmiten de generación en generación, y aunque muchas veces las personas que los repiten no comprenden del todo su significado, el daño que causan es real. Escuchar insultos como «joto» o «maricón» no es solo una agresión verbal; es una forma de imponer miedo, de marcar una diferencia que no debería ser motivo de vergüenza, pero que, en muchos casos, se convierte en una carga.
Los espacios seguros son fundamentales porque ofrecen un respiro en medio de un mundo que muchas veces puede ser hostil. Son esos lugares donde puedes hablar sin miedo, ser tú mismo sin temor a juicios o castigos. Estos espacios pueden encontrarse en muchas formas: un grupo de amigos que te aceptan sin condiciones, una comunidad en línea que comparte tus experiencias, una organización que lucha por tus derechos o incluso un hogar donde el respeto y la comprensión sean la norma. Y, claro, los antros y bares LGBTQ+, el Pride y los centros de ayuda a la comunidad.
Tener acceso a un espacio seguro puede marcar la diferencia en la salud mental de cualquier persona, pero para alguien que ha crecido sintiéndose rechazado, es un salvavidas. La ansiedad, la depresión y el estrés que surgen del miedo al rechazo pueden reducirse significativamente cuando tienes un lugar donde ser escuchado y comprendido. Sentirte visto y validado no es un lujo, es una parte esencial de tu bienestar.
Si aún no has encontrado un espacio donde puedas ser tú mismo sin miedo, sigue buscando. No estás solo; hay personas que entienden tu historia, que han pasado por lo mismo y que están dispuestas a apoyarte. Y si tienes el privilegio de contar con un espacio seguro, compártelo, ayúdale a otros a encontrar ese refugio que puede hacer toda la diferencia. Porque nadie debería esconder su brillo por miedo a la incomprensión.
Por otro lado, nuestros espacios seguros a veces son habitados por personas que no pertenecen a la comunidad. Y si bien en parte puede ser por un avance en nuestros derechos, muchas veces son instrumentalizados para expresar un supuesto apoyo a las personas LGBTQ+, sin embargo, si no eres parte de la comunidad, te recomiendo cuestionarte tu presencia en estos espacios. ¿Lo haces desde un verdadero apoyo o una exotización de la comunidad? ¿Asistes a estos lugares por otros motivos? Muchas chicas que no son parte de la comunidad asisten para huir del acoso de los chicos. Y muchos chicos cisheterosexuales lo hacen porque saben que muchas chicas se dan allí.
Asistir al Pride como aliade puede ser algo positivo, ¿pero qué pasa cuando los reflectores son robados de las personas que marchan por sus derechos? ¿Hay necesidad de mostrar tu apoyo de esta forma? ¿O es mejor llevarlo día a día en tu forma de actuar contra las injusticias? Si tus motivos no son en apoyo a la comunidad, quizá deberías cuestionarte si tu presencia puede borrar la seguridad de estos lugares. Cuestionarse y apoyar es importante.