Laguna de Manialtepec un rincón mágico en Oaxaca.
Si has ido al estado de Oaxaca, sabes lo especial que es; si no, te estás perdiendo de una de las joyas más preciadas de México. Una de las cosas que más me gustan de este estado es que, aunque tiene muchos lugares reconocidos intencionalmente, también tiene rincones escondidos que no por ser menos famosos son menos impresionantes. Hoy te voy a platicar de uno de los más mágicos que he conocido: la Laguna de Manialtepec en los Bajos de Chila.
A sólo 20 minutos de Puerto Escondido, la laguna de Manialtepec es un lugar que verdaderamente no te puedes perder si estás en la costa oaxaqueña.
Es muy fácil llegar, lo puedes hacer en taxi o en colectivo. El primero cuesta más pero también es más cómodo, aunque si lo divides entre 3 o más no sale nada caro (casi nada en Oaxaca es caro, y menos en la costa) y el segundo no te costará más de 20 pesos pero a veces tienes que esperar un buen rato para que pase uno y no te deja justo en la entrada.
Si vas en los meses de agosto a diciembre podrás presenciar un fenómeno que se ve en muy pocos lugares del mundo: la bioluminiscencia.
Este fenómeno sucede gracias a que se juntan millones de microorganismos llamados dinoflagelados que hacen que el agua brille cuando se mueve. Sólo sucede en ecotonos (lugar donde se juntan dos ecosistemas) de mar y laguna. No se puede expresar con palabras lo bonito que es, pero imagínate estar nadando en un mar de luciérnagas o agua llena de estrellas. Por más cursi que suene, así se ve.
Si no tienes la suerte de ir en esta época, ¡No te preocupes! La laguna también tiene muchísimo que ofrecer de día. Lo que sí te recomiendo es que tomes el tour en lancha para recorrer la mayor distancia posible de la laguna y que te expliquen los guías cuáles son las especies de pájaros, iguanas y plantas que ves y oyes. Te sentirás parte del ecosistema.
Mi parte favorita de este tour (el de día) fue la parada que hicimos en la playa Agua dulce, que para nuestra grata sorpresa es básicamente virgen.
A parte de las dos amables personas que atendían una palapa en la que tienen cocos fríos, unos sopes buenísimos y algunas otras botanas, no había nada ni nadie más. Nadamos en el mar y en la laguna, nos echamos un cigarro y nos comimos unos deliciosos cocos y sopes. Les insistimos a los guías que se regresaran y nos dejaran ahí, pero nos dijeron que nos veíamos muy mensos para sobrevivir la noche.
Entonces, en resumen, si vas de enero a julio ve de día y aprovecha la soledad de la playa en temporada baja, y si vas de agosto a diciembre ve en la noche y admira la bioluminiscencia.
Solo recuerda llevar aproximadamente $800 más en tu presupuesto (el precio puede variar dependiendo la temporada y cantidad de personas) para disfrutar de esta imperdible experiencia.
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